domingo, 28 de octubre de 2012

Y si

Pienso en cosas que no debería y me acuerdo de personas que perdí para siempre. No he llorado porque sé que vosotros tampoco lo habéis hecho. Aquí siempre pasa lo mismo, siempre nos inunda la sequía. He estado haciendo el idiota buscando las cosas que se fueron de este lugar. Supongo que tenia que haber sabido qué hacer desde el principio. ¡Pero han tenido tanto tiempo! Les odié por todo lo que me hicieron. Les odié. Pero luego me convencí de que me querían. Y me convencí de lo duro que debió de ser para ellos también. Y lo entendí. Así es cómo un hombre debe aguantar. Así es como un hombre quiere. ¿Pero y ellos? Sin decirme nada durante tanto tiempo. Y huyendo sin decir adiós. Como si yo no importara nada en sus vidas. Me hacen daño de una forma que no lograré superar. Pero a ellos les da igual, ellos son fríos. Mis defensas tiemblan porque la ilusión computó como derrota, los mejores amigos computaron como derrota y quien no supo quererme también computó como derrota. Todos se fueron. ¡Y parece que ninguno lo entiende! No importa lo inteligente, guapo o gracioso que el resto piense que soy. Cuando se trata de ellos siempre voy a ser ese chico tonto que intentaba hacerles reír con cualquier tontería.

lunes, 22 de octubre de 2012

Una leyenda

Con el tiempo, yo conseguí romper mi maldición y aprender a querer de verdad. El malo malísimo que vivía en mi cabeza se convirtió en tan sólo un monstruo de papel. De esos que si se mojan se vuelven pequeños hasta casi desaparecer. Mi octubre dejó de ser un agujero negro y sólo espero que él también lo consiga. Estoy seguro de que alguien será capaz de ver lo que hay debajo de todas sus canciones, de todas sus fotos, de todas sus palabras, y consiga librarle de la maldición que, como todo buen monstruo, posee. Él no lo sabe, pero su tiempo se acaba. Y sólo espero que él también lo consiga.

viernes, 12 de octubre de 2012

Atrás

Antes, las cosas eran distintas. Jon era el chico más divertido que había conocido y, por seguro, el más original. No había nadie que me llenara el corazón como él lo hacía cuando trataba de impresionarme con esas frases de Rayuela o cuando me leía capítulos de El Principito una y otra vez. Yo me hacía el duro, pero cuando me hablaba sólo pensaba en que el día era demasiado corto y en que jamás podría cansarme de esos cafés con él por Bilbao. No lo sé. No sé cuándo han llegado estos días polares. De repente sólo está este frío.