sábado, 11 de enero de 2020

Tensión de rotura

Fue sentado junto a la ventana, con los años cayéndome por los ojos, con los recuerdos desparramados en el suelo, con su mano apoyada en mi rodilla, cuando alcancé la tensión de rotura. Desde ese momento, cualquier película, cualquier canción, cualquier vida, tiene la capacidad simultánea de parecerme una absoluta mentira y de poder romperme definitivamente. Por eso tengo que llorar cuando van a Marte a rescatarle y pienso que yo moriría solo en cualquier planeta. Y por eso ahora me enfado menos y desaparezco antes, no sea que consuma el último tramo de mi curva y llegue a la fractura final. No sé si mi plan de autoprotección podrá impedir que este ensayo acabe conmigo, o, al menos, aclararme la confusión de quién era el bueno y quién el malo antes de que ordene a mis defensas armarse contra todos. Antes de quedarme igual, otra vez, solo que sin años, sin recuerdos, sin su mano.