domingo, 30 de diciembre de 2012

1997

Era mentira que no me acordaba de todo lo que pasó en 1997. Recuerdo que ella se equivocó. Decía cosas como que todo estaría bien y que lo malo no podría atravesar nuestras defensas, pero, realmente, se podía ver en sus ojos que ella misma no se creía ni una de sus palabras. Entonces llegó la ausencia. Entonces llegó la nada. Y empezó a romperlo todo, a dejarlo inservible. Exactamente igual que en el libro. El tiempo se paró. El mundo que conocíamos desapareció. Y con él las personas que éramos.

La nada estropeó los recuerdos, secó las lágrimas, se llevó los echos de menos. Fue un gran terremoto, con sus insoportables réplicas. Literalmente insoportables, no conseguimos vencerlas. Nos demostraron que éramos débiles, que ni siquiera nuestra unión servía para algo.

En 1997 estábamos sólos, no existía Bilbao, ni existía Jon. Intentábamos remendarlo todo, pero nunca era suficiente. Aquello nos perseguía allá donde fuéramos. Queríamos ser capaces de mirarlo directamente a los ojos sin que doliera, pero no lo conseguíamos. Entonces tuvimos que empezar a actuar como si no pasara nada, porque, a ojos del resto, no pasaba nada. Ellos hacían como si se preocuparan por lo que nos estaba ocurriendo, pero era mentira. Tan mentira como que realmente pertenecíamos a ese lugar.

Después también desapareció el nosotros. Del plural pasé al singular. La mayoría optaron por inmolarse, volviendo a lo que una vez habían sido, quedando atrapados en otro tiempo.

Yo me volví insensible. No tuve otra opción. Si realmente hubiera sentido todo lo que tenía adentro me habría matado. Me convertí en alguien frío. Y el frío dejó que la oscuridad entrara en mí. Fue un instante y me corroí. Veía la forma en la que entonces me miraban. Me había convertido en uno de ellos. Lo sabía porque yo solía mirar así a la nada. Pero todo eso daba igual porque para aquel momento ya podía actuar como si no me importara nada. Como si no sintiera nada. Como si ni siquiera pudiera ver mis propios cortes.

Claro que era mentira que no me acordaba de todo esto. Simplemente no quería recordarlo. Mis defensas tiemblan cuando otra vez aparece la ausencia, en cualquiera de sus formas. Bajan la temperatura, vuelve a ser Diciembre de aquel año y yo vuelvo a ser frío. Es algo automático, no lo puedo evitar.

Para entender esto, hay que entender la nada, hay que entender 1997. Hay que entender que las réplicas siguen llegando.

1 comentario:

  1. Ser frio es lo más útil que se ha inventado en mucho tiempo. Pero el high level es, por encima de ser frio, conseguir que te la resbale literalmente, ahí no es que vuelvas a tiempos pasados en los que esa gente no existía, ahí es que empieza un nuevo clock del reloj. Y un nuevo tu con tus nuevos persojanes.
    Mi humilde opinión.

    Sonrisas de diciembre en: http://www.youtube.com/watch?v=HB4jW6dzvXQ

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