Mi investigación comienza a hacer aguas. Apenas quedan subvenciones a las que me pueda acoger y he fracasado en mis intentos de revertir el proceso de enfriamiento global. En el universo del cero absoluto no ha ocurrido nada. Allí nunca pasa nada. No sé si el universo cedió ante el sofocante efecto invernadero o simplemente su configuración atómica le hizo así. Lo cierto es que no sirve de nada inmolarse el pecho. Podría salir corriendo con un agujero en medio del torso y nada pasaría, no me curaría, nadie lo haría. Lo taxativo de este universo está matando todo lo que había conseguido sobrevivir al intenso frío.
Aquí ya no hay nada que hacer. Y cuando acabe el día tendré que aceptar que habrán pasado 24 horas más sin ningún tipo de resultado. Tendré que recoger mis cosas e irme antes de que esta atmósfera se haga completamente irrespirable. Antes de que el universo del cero absoluto acabe conmigo.
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