El último día que le quise íbamos por la Gran Vía de Bilbao. Fue un momento. Luego desapareció. A veces me parecía que Jon se rompería con cada una de las palabras que me quedaban para él. Sin embargo, ahí seguía. Mirándome fijamente. Como intentando entender realmente qué estaba pasando. O qué no iba a pasar más.
-Tú no sientes nada porque eres como el invierno-me dijo.
Como siempre, el malo era yo.
¿Entonces ya no lo quieres?
ResponderEliminarUna sonrisa congelada!